14 Mar Jueves Sociológico de Marzo con María Ángeles Durán
María Ángeles Durán fue la invitada de otro de nuestros jueves sociológicos. En este caso celebrado el 21 de marzo en la librería Letras Corsarias, la investigadora vino a presentarnos su nuevo libro “La riqueza invisible del cuidado”. De la mano de la presentación del también recientemente premiado Modesto Escobar, descubrimos algunas de las ideas principales de la obra de la socióloga.
María Ángeles es la protagonista de una carrera brillante, que pasa por ser investigadora Ad Honorem en el CSIC, por ser la primera mujer que recibe el Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política o incluso por ser también la primera en lograr una Cátedra en Sociología en España. Es Doctora Honoris Causa por la Universidad de Valencia, por la Universidad de Granada, y por la Universidad Autónoma de Madrid. Además de todo eso, cuenta con una trayectoria académica de más de 50 años.
Para comenzar a darle forma al libro que tardó en escribir 4 años, es importante empezar por el principio: el trabajo y el empleo no son lo mismo. El trabajo es más voluminoso que el empleo porque en él se encuentran muchas actividades no remuneradas, que no se contabilizan ni en horas ni en valor, como el cuidado personal. Por este mismo motivo, el trabajo es mucho más complicado de investigar que el empleo, por lo que requiere un gran esfuerzo investigador para contabilizarlo.
Para la cuantificación del trabajo no remunerado hay que centrarse en torno a tres campos principalmente: la natalidad, los enfermos y los mayores. Esta situación ha propiciado la aparición de una nueva clase social que sustituye al proletariado, “el cuidatoriado”, formado en su gran mayoría por mujeres. Este fenómeno, nos contaba Durán, plantea una serie de cuestiones como quién va a asumir este cargo o cómo se va a enfrentar políticamente. Además, se suman un par de temas que cruzan trasversalmente la cuestión, como son la salud y el género.
La institucionalización del final de la vida es un capítulo que nace de una conferencia que Durán realizó con la intención de dar voz a los enfermos de cáncer. A través de su biografía, declara que “se siente comprometida con los que van a morir”. También en él trata la relación con la Seguridad Social, las actitudes y las posiciones legales, y aprovecha para criticar que cuando una persona está cercana a la muerte, es sujeto de decisiones ajenas relativas a su vida. Predice, entre risas, que en el futuro nos convertiremos en ciborgs, y tendremos máquinas que harán las funciones de nuestros órganos, y que necesitaremos para continuar con vida.
Una de las declaraciones más potentes y más preocupantes que se hicieron durante esa tarde está relacionada con las dos grandes encuestas del uso del tiempo que existen en España. En ellas se aprecia que, si se mide y compara el trabajo remunerado y el no remunerado, el tiempo no pagado que se dedica a los hogares equivale a 28 millones de empleo a tiempo completo, tomando la jornada media del sector servicios. Con ello se hace presente la necesidad de revisión, y de que el trabajo no remunerado deba reconocerse e incluirse en la economía, enfrentándonos al desafío que supone la visualización del mismo.
Para finalizar, Durán nos habló de la mercantilización del trabajo de los cuidados, en el que interfieren cuatro sectores: las empresas, la administración pública, los hogares y el voluntariado. La distribución de estas necesidades la rige una ley de hierro del cuidado, por la que “quienes más lo necesitan tienen menores posibilidades de conseguirla.”
También la investigadora tuvo un momento para realizar una crítica al escaso reconocimiento que obtiene la sociología en el idioma castellano, poniendo a todos los investigadores en la encrucijada que supone elegir entre que su obra obtenga el reconocimiento necesario, escribiéndola en inglés, o que ayude a cambiar la situación comentada, inclinando la balanza del lado de la acción social al escribir, en este caso, en castellano.
Cerca de 80 personas participaron en este Jueves Sociológico que para SOCYL supone un motivo de orgullo ya que pudimos disfrutar de un auténtico referente mundial de la sociología.
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